Para algunos se trata de un pasatiempo, algo con lo que
entretenerse. Para otros significa una manera de mantenerse en forma, hacer
algo de deporte y de esta manera sociabilizarse y aumentar el numero de amigos.
Es sólo un grupo de personas las que somos capaces de ver más allá de un
deporte, más allá de las derrotas, las victorias, las lesiones. Capaces de
entender que no se trata de un hobby, sino de una forma de vida. Algo que te
enseña a vivir, te obliga a ser constante y perseverante, a perder el miedo a
fallar y arriesgarte para conseguir lo que realmente quieres, a sacrificar cosas
con tal de hacer aquello que te apasiona. Y es que son demasiadas las
sensaciones que el voleibol puede provocar, demasiadas lágrimas y sonrisas,
demasiados gritos del entrenador cuando la cagas.
Creo que las personas que lo
juegan son especiales, en mi opinión se trata de un deporte muy intenso en el
que se pasan muchos momentos malos, momentos que cuando obtienes la victoria
vale la pena pasar. Esos nervios que sientes cuando vas a ir al saque, esa
rabia cuando te bloquean y esa sensación de ser imparable cuando bloqueas tú.
La satisfacción de hacer una buena defensa o un punto de saque. Esa impotencia
que se siente al estar en el banquillo y no poder hacer nada para ayudar a tu
equipo, excepto animarles. Creerte que estás en la cima por haber hecho un
ataque perfecto y que te cojan una defensa. Esa humillación de un balonazo en
la cara, o las ganas de decir ‘’aquí estoy yo’’ cuando has fallado y tienes a
tu entrenador gritándote como un loco.
Estas son sólo unos de los pocos
sentimientos que este deporte provoca en mi, por no hablar del orgullo que
siento al ver a mi hermana tocar el balón después de haberla visto pasar de la época
en la que sus rodilleras eran mas grandes que ella misma, al que es su momento
de explotar, de tener esa magia que tiene cuando recibe. Verla crecer de tal
manera que ha pasado de no llegar a la cinta inferior de la red a ser casi más
alta que yo, con cuatro de años diferencia.
La palabra voleibol sólo significa deporte para aquellos no saben de que va la cosa, para los
que lo sabemos quiere decir sacrificar citas, fiestas, etc. por ir a entrenar o jugar un partido, aunque
este sacrificio desaparezca cuando rozas la pelota. Voleibol significa entrega,
pasión, rabia, adrenalina, significa temblar de nervios en un partido
importante y aún así dar lo mejor de ti, significa salvar una bola que todo el mundo creía
perdida, aunque tengas que tirarte y limarte, significa tener moratones en las
rodillas y los músculos cargados. Todo
esto desaparece cuando solo quedas tú y el balón, cuando llega el momento de
hacerlo y experimentar el placer de colaborar
a hacer un buen punto e ir al centro del campo a celebrarlo con tus compañeras.
Compañeras locas que con el tiempo pasan de ser simplemente compañeras a ser amigas,
en las que puedes confiar aunque en realidad compitáis por tener un puesto titular.
Quizás no sea el
deporte más popular, ni el mejor pagado,
pero para mí es el mejor deporte del mundo, mi hobby, mi pasión, mi
manera de desestresarme, de conocer a
buenas personas, mi competición personal y con el resto, una de mis mayores
fuentes de sonrisas y una de las pocas maneras de sentirme a gusto conmigo
misma y con lo que hago.