lunes, 5 de noviembre de 2012

Cositas de mi tintero.



 A esos amigos que ya no están,  gracias por ayudarme a darme cuenta de quiénes realmente estaba ahí por mí y no por cualquier otra circunstancia. Por enseñarme a diferencia entre amigo y conocido, entre amistad y cualquier otra cosa. Prefiero pasar las horas sola en cualquier playa a estar rodeada de gente y seguir sintiéndome sola.
  A esos amores que acabaron, gracias por esos momentos tan bonitos y por esos malos momentos que tanto me enseñaron también. Por cada instante de felicidad, cada sonrisa, cada caricia. Gracias por esas pequeñas y grandes cosas que en poca o gran medida me hicieron madurar.
  A ese corazón que pude haber roto, siento lo que pude hacerte pasar. Siento no haber sabido valorarte, o no haber sabido llevar bien las circunstancias o mis propios pensamientos. Siento el daño que causé y espero que los momentos en los que todo iba bien hayan servido de algo. Espero que el mal trago te haya servido, al igual que me ha servido a mí, para aprender y madurar aunque no lo merecieras.
  A ese que rompió mi corazón, las cosas se superan y al final sólo nos quedarán nuestros recuerdos, por eso prefiero recordar los buenos momentos que pasamos juntos y utilizar los malo para aprender y una vez aprendida la lección desechar los malos pensamientos, porque de nada vale guardarte rencor. Probablemente te hayas arrepentido cuando viste que pude rehacer mi vida sin ti, que se me ha dado muy bien fingir que nada me importaba ya aunque por dentro estuviera hecha pisco. Al fin y al cabo si me pongo en tu lugar no puedo entenderte pero cada uno toma sus propias decisiones y no quieras volver atrás.
  A ese amigo que está ahí, un millón de gracias por apoyarme aunque sea desde la distancia cuidando de mí, y que cuando notas un mínimo de tristeza en mi mirada haces que brote en mi rostro una sonrisa, haces que la alegría vuelva a existir en mi vida y sólo con mirarme eres capaz de ver que dentro de mí se esta librando una batalla entre la razón y mi corazón. Y estás ahí, siempre, aunque no puedas hacer nada para cambiar mi estado de ánimo te quedas conmigo y aunque sea en silencio, sigues ahí. Lejos, cerca, de día, de noche, estés ocupado o no, haga frío o calor, sé que puedo contar contigo que si te llamo vendrás, y por supuesto puedes contar conmigo para lo que sea, cuando y donde sea.
  Gracias a todas las personas que han pasado por mi vida, para bien o para mal habéis me habéis aportado cosas, sensaciones, madurez, mil cosas que sola no podría haber aprendido. Espero haber aportado, aunque sean cosas insignificantes, algo a vuestras vidas. Quizás un poco de sentimiento, alegría, una sonrisa, aunque sea un corto instante de felicidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario